500 Reales de Vellón. 1863. Banco de Santiago. Serie C y con matriz a la izquierda. (Edifil 2023: 164). Extremadamente raro, previamente montado y puntito de polilla en la esquina inferior derecha, sin importancia alguna. EBC. Encapsulado PMG53 (previously mounted, small hole).
500 REALES 1865 BANCO DE SANTIAGO
Durante la primera mitad del siglo XIX las curtidurías gallegas sufrieron una importante recesión debido a la independencia de los territorios hispanoamericanos y particularmente Argentina de cuyo mercado dependían las materias primas de dicha industria. A partir de 1860, con la mejora de las carreteras, la construcción de ferrocarriles y la especialización de esa industria en la producción de suelas, la economía de Santiago de Compostela experimentó una notable recuperación. En medio de este ambiente optimista se fundó el Banco de Emisión y Descuentos de Santiago con la aquiescencia del Banco de España, que no tenía interés en Galicia, y en un plazo bastante rápido; autorizada su creación en mayo de 1864, comenzaron a operar el 20 de septiembre de ese mismo año con un capital social de 3 millones de reales. Una gran parte de las acciones las suscribieron empresarios y comerciantes gallegos, relacionados con las curtidurías; también hubo bastantes industriales riojanos. Sin embargo, el principal accionista fue la Sociedad de Crédito Vasco, que suscribió un tercio de las acciones.
Enseguida la Junta de Gobierno del Banco ordenó la confección de billetes en Inglaterra por un total de 5 millones de reales. Estos billetes no empezaron a circular hasta marzo de 1865 y en una cantidad de apenas 1 millón de reales.
Los pocos ingresos del Banco por medio de depósitos y la crisis de 1866 acabaron con las esperanzas de supervivencia de la joven institución. Las peticiones mutuas de metálico entre el Banco de Santiago y el Banco de la Coruña hicieron caer la circulación de billetes. A pesar de una inicial buena aceptación que situaba en más de ochocientos mil reales en circulación a finales de ese año, al siguiente el papel moneda en manos del público se desplomó a poco más de doscientos mil reales a mediados de 1866 y a algo más de la mitad de esa cifra a finales del verano. Los billetes del Banco de Santiago no tuvieron una aceptación real y por ello el Banco mantenía reservas metálicas muy elevadas (cercanas al 50%) para hacer funcionar la economía local. En 1867 ya se planteó la liquidación de la institución, aunque no se autorizaría hasta 1870, liquidándose el Banco en 1871.
Dada la cortísima vida de los billetes del Banco de Santiago y teniendo en cuenta que su principal accionista, la Sociedad de Crédito Vasco también lo era del Banco de Oviedo, no resulta raro entender que no existan casi ejemplares de estas instituciones. No se conocen del banco asturiano y de la sociedad vasca sólo se conoce un resto de 200 reales.
Del Banco de Santiago debieron destruirse la mayoría nada más iniciarse la liquidación, puesto que había muy pocos en manos del público, por lo que los supervivientes son anecdóticos y todos con matriz y sin firmas, que sepamos: 100 reales (serie A), 500 reales (serie C), 1000 reales (serie D), 2000 reales (serie E) y 4000 reales (serie F). De entre estos, el de 1000 reales tiene unas faltas notables de papel en su parte derecha, el de 4000 faltas sin demasiada relevancia en la parte inferior y el de 100 una esquina faltante y otra dañada. Sólo los ejemplares de 500 y 2000 reales están en buenas condiciones. Suponemos que existirá un ejemplar de 200 reales (serie B), aunque no lo hemos visto nunca. De entre todos estos el único que tiene numeración es el billete de 500 reales, lo que lo convierte, probablemente, en el más raro de toda la serie, que ya de por sí es única.
A partir de esa numeración no parece demasiado aventurado deducir que las cantidades encargadas de cada valor serían las siguientes para constituir cinco millones de reales:
Valor Cantidad Reales
100 2.500 250.000
200 2.500 500.000
500 2.500 1.250.000
1.000 1.000 1.000.000
2.000 500 1.000.000
4.000 250 1.000.000
Según estas cuentas, resulta sorprendente que hayan sobrevivido apenas 5 (quizá 6) ejemplares de 9.250 impresos. Tal es la rareza del billete que Ibercoin ofrece.
Agradecemos a Jose Antonio Castellanos Vargas su colaboración en la contextualización histórica de esta extraordinaria e histórica pieza de la notafilia española.